
CASO LAURA
Un llamado a la justicia y a la conciencia pública
Colombia enfrenta su primer caso judicial por presunta mala praxis médica en tratamientos de transición de género en menores. Laura, quien inició su proceso a los 15 años en la Fundación Valle del Lili, hoy detransicionó y busca justicia después de haber sufrido graves consecuencias físicas y psicológicas.
Su historia no solo revela errores médicos, sino también una preocupante tendencia global: el uso de procedimientos experimentales en niños y adolescentes sin evidencia suficiente ni garantías de protección.
Antecedentes del caso
Laura nació en Palmira, Valle del Cauca. Entre 2006 y 2008 fue víctima de abuso sexual, lo cual dejó secuelas de depresión y ansiedad. Durante su adolescencia comenzó a consumir contenido de influencers y youtubers que promovían la transición de género, lo cual influyó en su percepción sobre sí misma y en la búsqueda de respuestas a su malestar.
Preocupados por su salud, sus padres acudieron a psicólogos y psiquiatras en busca de ayuda profesional. Sin embargo, uno de ellos los remitió en 2017 a la Fundación Valle del Lili (FVL), donde se había abierto la primera Clínica de Género para Niños y Adolescentes en la región. Confiando en las recomendaciones médicas, los padres acudieron a la clínica para recibir una "orientación especializada" y acompañar a su hija en el proceso.
Cabe aclarar que, en el momento en que Laura fue remitida, la clínica estaba en una fase inicial, sin protocolos definidos ni trayectoria en el manejo de casos de disforia de género en menores, lo que dio lugar a prácticas improvisadas y una experimentación médica irresponsable.
Allí recibió un diagnóstico precipitado de disforia de género y se iniciaron tratamientos que no consideraron sus comorbilidades. A los 15 años le prescribieron testosterona, contrariando todas las guías médicas, inclusive las favorables a los tratamientos de cambio de sexo; más tarde, bloqueadores de pubertad. Ninguno de estos procedimientos contó con consentimiento informado ni una evaluación integral de riesgos y alternativas.
En 2020 se practicó una cirugía irreversible de masculinización de pecho. Tras detransicionar, Laura enfrenta hoy secuelas físicas y psicológicas, y busca que su historia evite nuevos daños en otros menores.
Lo que revela su caso
1. Diagnóstico apresurado e inadecuado
Los expertos médicos coinciden en que el diagnóstico de Laura fue irregular. Señalan que no se tuvieron en cuenta elementos clave de su historia psicológica, lo que agravó su salud mental, y que además se ignoraron las comorbilidades que presentaba, las cuales persistieron durante todo el tiempo que fue atendida en la Clínica Valle del Lili.
2. Hormonización prematura e indebida
Laura no tenía necesidad de un tratamiento hormonal, y aún así lo realizaron contrariando las guías médicas (incluso las favorables a la salud trans), prescribiendole testosterona antes de la edad recomendada (15 años) y bloqueadores de pubertad para usos no recomendados ni señalados en las guías.
3. Falta de consentimiento informado
A lo largo del caso se evidencia una omisión de información exhaustiva sobre los riesgos irreversibles del tratamiento, incluyendo la infertilidad. Además, hubo ausencia de un consentimiento informado consensuado firmado tanto por los padres como por Laura.
4. Consecuencias físicas & psicológicas
Hoy Laura enfrenta secuelas físicas —entre ellas, un posible riesgo sobre su fertilidad— y un profundo impacto psicológico. Expertos suecos, chilenos y estadounidenses coinciden en que los tratamientos a los que fue sometida pueden conllevar riesgos adicionales y complicaciones que ponen en riesgo su salud en el largo plazo (cáncer, infartos, etc.).
Interrogantes importantes
Laura se siente utilizada como un caso de exhibición de “éxito” médico. Su familia también ha sufrido: la confianza en las instituciones se quebró, y ahora deben acompañarla en su proceso de detransición y recuperación emocional.
El caso plantea interrogantes urgentes:
En un contexto donde varios países han comenzado a restringir o prohibir estas prácticas —como Reino Unido, Suecia, Finlandia o Francia—, Colombia enfrenta la responsabilidad de garantizar que la medicina sirva al bien y a la protección de los más vulnerables.
¿Están los menores en capacidad de decidir sobre intervenciones médicas irreversibles?
¿Es ético aplicar tratamientos experimentales en niños con cuadros de vulnerabilidad psicológica?
¿Por qué es importante este caso?
1. Primer desafío judicial en Colombia
Es uno de los primeros casos en América Latina que aborda la mala praxis médica en tratamientos de transición de género para menores.
2. Responsabilidad institucional
Es un caso que responsabiliza a una institución prestigiosa por experimentar con niños vulnerables sin seguir los protocolos médicos ni contar con la formación especializada para realizar los tratamientos.
3. Protegiendo a los niños del futuro
Este caso impulsa la protección de los menores, buscando evitar que las instituciones no sigan engañando a más niños y familias en Colombia y en la región.
4. Estableciendo precedentes
Este caso tiene el potencial de establecer un precedente para la protección de los menores en toda la región.

